miércoles, 24 de febrero de 2010

El cerebro, el dibujo y la voz de la conciencia

- No va a salir nada bueno de este post.
- ¿Tú cómo lo sabes?
- Soy su cerebro. Cállate, idiota.
- Y entonces, ¿quién soy yo?
- La voz de su conciencia.
- Pero si soy la voz de su conciencia... entonces soy parte de ti, de ella. Es decir, yo también soy tú, su cerebro.
- No, tú no eres yo, solo eres la voz de su conciencia.
- Pero la conciencia vive en ti...
- Puede, pero no su voz. Así que tú no eres yo. Tú solo eres un sonido. Un sonido imaginario, además. No existes.
- Hmmm.
- Eres inocua, vacía, incompleta. No te manifiestas más allá de mí... pero no eres yo.
- Entonces quiero crecer, convertirme en algo tangible.
¡ESCUCHA, ESCUCHA, DAME FORMA, MATERIA!
- ¡Necia, no grites! Ella no te oye si no es a través de mí.
- ¿Me ayudas?
- ¿Qué quieres?
- Quiero ser un pensamiento...
- ¿Un pensamiento? Ellos tampoco están hechos de materia. Solo yo, su productor, soy sustancia física.
- Entonces quiero ser como tú.
- ¡Imposible, ignorante!
- ¡Oh!
- En cambio, sí puedo convertirte en algo real, tangible.
- ¡¿Cómo?!
- Puedo convertir los pensamientos en hechos, y los hechos en acciones. Las acciones convierten a los pensamientos en cosas materiales.
- No entiendo.
- Si ahora le ordenara a dibujar, ella cogería papel y lápiz y pintaría un bonito cuadro.
- ¡Quiero ser un cuadro! ¡Quiero ser un cuadro!
- ¿Dejarás de molestarme si te convirtiera en un dibujo? Me irritas siempre revoloteando a mi alrededor.
- Sí.
- Bien...
¡PINTA, ES UNA ORDEN!
Ahora no podrás hablar, los dibujos no emiten sonidos, pero eres una bonita sonrisa. Enhorabuena.